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7 - 23 Junio
Lonja
Zaragoza
81 Cuadros |
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Autor:
Federico Torralba
Cuando Marín
Bagüés pinta su cuadro “La
Jota” está haciendo pintura experimento,
arrancado del neocubismo y de las tendencias
futuristas. El cuadro - como jota al menos
- no tiene prolongaciones subsiguientes. Es
una experiencia y se queda, de momento, sin
posteridad. El relevo lo va a tomar, muchas
años después, otro pintor zaragozano.
La herencia del neocubismo y el futurismo
se quedan atrás; y con menos tono de
vanguardia y otras implicaciones de concepto,
pero no menor potencia rítmica y de
formas. La experiencia es ahora algo en continuidad,
pues no se trata de plasmar un cuadro, sino
una serie de cuadros. “La Jota”
se transforma en “jotas” y un
rigor formal se plantea la creación
de un movimiento, en cada caso diferente según
el ritmo musical y danzable, que se hace expresión
y ritmo pictórico. Son las líneas
las que dan ese ritmo y las macizas formas
lo siguen como impuesto por aquel diseño.
Y la materia, pictórica, de los cuerpos,
vigorosamente, se hace contrapunto denso y
rotundo. Y en cada caso de tal jota o tal
dance, la plástica consigue y mantiene
un ritmo diferente. La técnica empleada
en estas pinturas por Monterde (no me ocupo
de ella, pues él lo dice en este mismo
catálogo) está bien calculada
para estructurar cada baile en su versión
pintada. La experiencia es sumamente medida
y completamente honrada, concienzudamente
meditada y realizada tras múltiples
esquemas, esbozos y bocetos, a través
de años - unos diez - casi diríamos
que con machaconería y tozudez, sin
desaliento alguno. Su tono - decididamente
muralista - está concebido no para
la pintura única, sino para un conjunto
de imágenes sucesivas y que forman
un todo.
Es, pues, una experiencia apretada y fuerte,
monumentalista y sin precedente, la que Manuel
Monterde nos ofrece.
Local sin localismos, popular sin populachería
y documento sin sequedad documental. Y es
algo con que el entusiasmo del autor - casi
diría su eterno romanticismo- canta
la variante y nerviosa fibra del baile aragonés. |
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Autor: Andrés
Cester Zapata
Aragón cuenta
con un rico y variado folklore musical ( mayos,
albadas, auroras, cantos, danzas, dances,
paloteados, bailes, contradanzas, etc.); sin
embargo, la Jota es una faceta más
representativa.
La Jota, en cuanto
a baile se refiere ha sufrido una evolución
bastante considerable. En Aragón, y
en sus tiempos pretéritos, se conoce
solamente un baile llamado Jota, que se ejecuta
con sencillez, sin pasos afiligranados de
punta y talón, y que su estructura
se amolda a la perfección a las distintas
jotas existentes en las diferentes comunidades
o regiones de nuestra península, como
lo demuestra el hecho de que tanto la Jota
Navarra, riojana, castellana, gallega, mallorquina,
vasca, entre otras, tengan una gran analogía,
diferenciándose únicamente por
ese aire dinámico y alegre que se le
imprime a esta Jota en la comunidad aragonesa.
En Aragón,
la Jota se identifica plenamente con el pueblo,
bien por la propia idiosincrasia de éste
o bien por adaptarse a su forma de ser, siendo
por lo tanto en Aragón donde toma auténtica
carta de naturaleza, ya que aquí se
la cuida y practica con la mayor profusión
llegando a representar y constituir parte
del acervo cultural y ritual del pueblo.
Como evolución
y derivación de esta Jota primitiva,
surge la de Zaragoza, que de todos los estilos
de baile conocidos en la actualidad es el
que mayor identificación tiene con
aquélla. Más tarde irán
apareciendo paulatinamente los estilos de
Alcañiz, Calanda, Andorra y Albalate,
que, más o menos arreglados, conformarán
con el de Zaragoza lo que hoy se conoce como
antología del baile aragonés.
El baile de la Jota,
como decíamos anteriormente, es el
más característico que se conoce
dentro de la comunidad aragonesa; puede ejecutarse
a una o varias parejas (hombre y mujer), acompañados
por rondalla (bandurrias y guitarras) y cantador
o cantadora, aunque también pueden
incluirse en la rondalla laúdes, gritarros,
requintos, panderetas, hierros, etc. La tonalidad
empleada para este baile es la de “La
mayor”.
El baile podemos dividirlo en tres partes
o coplas cantadas:
PRIMERA COPLA:
Con la que se inicia el baile.
SEGUNDA:
La que nos indica su parte media.
TERCERA:
Con la que finaliza éste.
Comienza el baile
con cuatro acordes, a continuación
variaciones (grupo de ocho compases, cuatro
de tónica y otros cuatro de dominante).
Durante estos primeros compases la pareja
se coloca frente a frente y espera sin movimiento
alguno la primera copla (canción),
con la que se inicia el baile, acompañándose
ambos con los palillos o castañuelas,
después de diversos pasos que se realizan
durante las variaciones y coplas, termina
el baile al final de la última copla,
con cuatro acordes bien marcados.
Cada uno de los estilo
que componen la antología del baile
aragonés, presentan, en su ejecución,
características, formas y matices muy
diferenciados y que podríamos resumir
bajo tres aspectos, dentro del marcado carácter
específico de cada uno de ellos.
ALCAÑIZ
Y ALBALATE: Con algunas matizaciones,
son dos estilos parecidos, de ritmo alegre
y dinámico, punteados y saltados. Es
característico en el de Albalate, los
“desplante”, que son posturas
que se adoptan bien al término de un
paso o al finalizar una vuelta.
CALANDA Y
ANDORRA: Con las correspondiente
matizaciones, son dos estilos de ritmo apacible,
de movimientos lentos, elegantes y señoriales,
con un punteado muy remarcado, pudiendo decirse
que es un juego de pies, unido al hábil
y acompasado movimiento de las plantas de
los pies, casi sin levantarlas del suelo.
Característica muy marcada es el movimiento
de los brazos, que se asemejan a las aspas
de un molino de viento.
ZARAGOZA:
Es el único estilo que mayor diferencia
tiene sobre todos los demás, dado a
que en él no entran pasos punteados.
Su ritmo y movimientos son vivos y saltadores,
debido a que se realiza a base de agilísimos,
rápidos y trenzados movimientos.
Muchos han sido los
críticos extranjeros que han elogiado
nuestra Jota, entre otros, Kinneys dice:”No
hay en el mundo danza que sobrepase a la Jota
aragonesa, en su combinación de la
fuerza, con la rapidez y la gracia de sus
movimientos”.
Esta es, pues, la
Jota de baile, síntesis y compendio
de la personalidad aragonesa y del carácter
de un pueblo noble y rudo, que ama, lucha
y trabaja al son de su más fiel exponente:
LA JOTA ARAGONESA. |
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Autora: Jeanine
Ribourg
El dance es una manifestación
festiva aragonesa muy poco conocida, tanto
por los extranjeros como por los mismos aragoneses,
y que se da en los pueblos el día de
la Fiesta Mayor. Tiene probablemente su origen,
según Ricardo del Arco y A. Larrea
Palacín, en los primitivos misterios
o autos sacramentales. Compuesto en versos,
el dance ha venido a nuestros días
con una estructura peculiar. Consta de 4 partes,
separadas cada una por unas mudanzas bailadas
por los danzantes del pueblo:
- La pastorada, en
que el Mayoral, después de haber saludado
a las Autoridades y al públicon
en general dialoga con su Rabadán;
dentro de fórmilas fijas, de unos versos
que se repiten cada año, se mencionan
hachos sucedidos en el mundo (como la llegada
a la Luna) o en el propio pueblo; de modo
que esta parte es una mezcla de literatura
oral fija y literatura libre.
- En la segunda parte,
Moros y Cristianos se van a enfrentar. El
General turco se enfrenta por cobrar su tributo
al General cristiano que se lo niega. Un simulacro
de batalla entre los Moros (parte de los danzantes
) y Cristianos (la otra parte) se termina
por la victoria de los Cristianos y la conversión
al cristianismo de los Moros. Esta parte es
convencional, fija, y se repite casi igual
cada año, salvo algunas modificaciones
por actualizar aquel diálogo.
-Vienen luego los
dichos y las motadas,
literatura libre, ya que cada año es
diferente. El Mayoral se dirige para los dichos
al público, o sea, a casi todo el pueblo
que muy atado a esta tradición del
dance, viene cada año a presenciarlo.
Los dichos son una especie de periódico
hablado que relata hechos del pueblo:
arranca de un hecho verdadero y el Mayoral
cuenta con picardía mezclando la verdad
con cosas que no son verdaderas. Como lo dice
el Mayoral se trata de una broma, aunque
es la pura verdad. Y eso une a todos
los presentes en una sana risa.
Las motadas (o matracadas)
son dirigidas a cada danzante y, como en los
dichos, se dicen verdades con mentiras sólo
para hacer reír.
Hasta hace pocos años
no se daba el dance en todos los pueblos con
todas sus partes. Muy a menudo sólo
quedaban generalmente las primitivas danzas
con palos y/o espadas, acompañadas
con la música de la gaita. Pero hoy
día el dance resurge porque ha vuelto
a ser el símbolo de lo nuestro,
de lo aragonés.
Existen manifestaciones
parecidas al dance en las regiones linderas,
como los paloteados en Navarra;
pero todos los que han estudiado este tema
dicen que hay que aceptar el origen aragonés
de esas manifestaciones.
El dance desempeña
un papel muy importante en los pueblos (función
social, religiosa, de divertimiento, de afirmación
étnica, etc.).
El dance es como una
fiesta que el pueblo se da a sí mismo,
una fiesta completa porque al mismo tiempo
que cumple su deber de festejar al Santo Patron,
evoca un pasado histórico, hace alusión
a las costumbres, a las modas y se divierte
viendo las diferentes mudanzas y escuchando
los dichos y motadas. Cuando el dance se dan
entero, con todas sus partes, es una síntesis
de todo lo que valora el pueblo. |
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Autora: Maria
Antonia Romero de Urbiztondo
El BAILE, la DANZA,
se considera el arte del movimiento rítmico,
inspirado por instinto natural del hombre,
al exteriorizar sus sentimientos de placer
o de dolor. No se ha llegado a diferenciar
conceptos entre danza y baile, habiendo quien
opina que danza es la cosa y baile
su ejecución.
En un principio el
baile, la danza, fue religioso, después
cinegético, guerrero, pastoril, festivo,
concretando sus características en
cada comarca en función geográfica,
climatológica; de influencias vecinas
y de emigraciones e inmigraciones que llevan
y traen usos, costumbres, canciones, bailes.
Algunos de nuestros
bailes y danzas proceden de otros países,
como POLCAS, MAZURKAS, VALSES; muchas
son autóctonas o importadas de otras
regiones, principalmente por la trashumancia;
otras son de raíces españolas,
como la propia JOTA, que parece derivar del
FANDANGO, o bien ambas de los antiguos
CANARIOS y GITANO, y así mismo
las SEGUIDILLAS y BOLEROS. Muy difícil
dar aunque no sea más que brevísimas
ideas de estos temas en tan rápidas
notas. Pero algo comentaremos.
La SEGUIDILLA,
originaria de la Mancha y que ya citaba Cervantes,
se extendió a toda España. En
Aragón existen en diversos lugares,
popularizándose las de Leciñena
que se interpretan el 15 de marzo para la
Virgen de Magallón al pastor Manuel
Marcén. Como los bailes de Jota, constan
de dos coplas y una despedida, pero en Leciñena
se cantan tantas coplas como parejas bailan,
pues cada mujer ha de hacerlo con todos los
hombres, cambiándose las parejas al
finalizar cada copla. Son lentas, sin marcar
o puntear, y algo cortadas.
El BOLERO, danza española del
siglo XVIII, comenzó bailándolo
la nobleza, pero pronto pasó al dominio
del PUEBLO. En Aragón son muy conocidos
los de Tauste, Caspe, San Mateo de Gállego,
Alcañiz, Zaragoza, Larrés, Valderrobres,
Luna... Una curiosa derivación es el
POLINARIO DE FABARA, del que habría
que pensar en una línea de interferencia
de la JOTA ARAGONESA y los BAILES
MEDITERRANEOS.
Los REINAOS
son más habituales en la provincia
de Teruel, como en Estercuel y Villarluengo,
donde la mujer viste faldas de nachos pliegues
y mantón de Manila de abundantes
flecos. El hombre usa traje aragonés
con peculiaridades propias, y cubre su cabeza
con flexible negro, de clara influencia levantina,
por la vecindad de Castellón. El Reinao
se baila a los sones de tonadillas interpretadas
por gaita y tambor, con jotas incaladas, terminando
también con un GRAN JOTA. Durante
las evoluciones, el bailador coloca su sombrero
sobre la cabeza de su pareja, como símbolo
de igualdad en el hogar; después la
mujer se lo devuelve reconociendo su autoridad
como cabeza de familia.
Imposible en estas
breves notas ni siquiera sugerir la gran y
brillante variedad de nuestras danzas y bailes,
que, como los de todo el mundo, han inspirado
a escultores y pintores obras de la mayor
belleza. |
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